La Vijanera (o Bijanera) es una mascarada de invierno que se desarrolla en la localidad cántabra de Silió el primer domingo de cada año. En el caso de que esta fecha coincidiese con Año Nuevo, se traslada al siguiente. Debido a su popularidad y tradición, está declarada como Fiesta de Interés Turístico Nacional.
Originalmente La Vijanera se festejaba en los valles de Iguña, Toranzo, Trasmiera, Campoo y Polaciones, pero en la actualidad la única localidad de la región donde se lleva a cabo es en Silió.
Un sin fin de personajes son los que forman esta peculiar celebración para dar la bienvenida al nuevo año y ahuyentar a los malos espíritus, entre los que destacan: El Danzarín Negro y El Blanco, El Caballero, El Oso y El Amo, El Viejo y La Vieja, La Pepa, Las Gorilonas y El Húngaro, Los Guapos, La Madama, El Mancebo y El Marquesito, La Preñá y El Marido, Los Trapajeros y Trapajones, El Zarramaco y El Zorrocloco.
Todos ellos, ataviados de forma particular y con su propio simbolismo, irán completando los diferentes actos que se celebran a lo largo del día, como: los campanos, la salida, la captura del Oso, la Defensa de la Raya, las Coplas, la muerte del Oso y las Comedietas.
En cuanto al desarrollo de la fiesta, comienza en torno a las 6.30 horas de la mañana, cuando los vijaneros más jóvenes despiertan al pueblo con sus cencerros gigantes. Poco antes del mediodía, los distintos personajes confluyen en el parque de la colina. Allí acude el oso, que encarna el mal para los montañeses, y es perseguido para acabar con las desgracias que acarrea. Lo representa un muchacho disfrazado con pieles de oveja, bien lavadas y cepilladas.
Inmediatamente, la comitiva se encamina a los limites del pueblo, donde escenifica la denominada "Defensa de la Raya", un frenético baile que dura unos 15 minutos, durante los que se alardea del vigor y la resistencia. En torno a las 13:00 horas, el escenario se traslada a la explanada junto a las escuelas. Allí se entonan "las Coplas" en las que se hace inventario de los sucesos más significativos del año recién acabado.
La fiesta termina con "la Preñá", metáfora del nacimiento del Nuevo Año durante el que se espera superar las penurias y privaciones. Con "la muerte del oso", que se oficia junto a la Iglesia, todos los personajes danzan en torno al animal, fustigándolo. La caída de la fiera al suelo, extirpa el Mal y se interpreta como un augurio favorable para el Nuevo Año. Una vez que el oso es derrotado, la comitiva sigue recorriendo el pueblo entre canciones y risas hasta la puesta de Sol, cuando la celebración se da por acabada.
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