22.3.21

Apertura en la Calle Olmos de A Coruña del Mesón El Minero.


La Calle Olmos de A Coruña cuenta con un nuevo inquilino: el Mesón El Minero. El alma de este restaurante familiar es Yasmina Fernández, cuyo socio es su marido. Ambos son asturianos, de un ayuntamiento cercano a Cangas de Narcea y juntos han iniciado esta nueva aventura gastronómica que apuesta por los mejores productos de la cocina gallega y asturiana.


Fabada asturiana y callos cada 15 días, cachopo de rulo de cabra y cecina, rayo de pulpo a la plancha, zamburiñas, risoto de puerro, son algunas de las opciones que forman parte de la extensa y apetecible carta. Todos los detalles están cuidados, ya que Fernández y su pareja provienen de familias de larga tradición minera.


Por ello, y como homenaje, las paredes del local están decoradas para emular el interior de las minas, y se pueden observar detalles como los cascos, las linternas y el cinturón, que usaba su padre en este duro trabajo, además de fotos antiguas de su marido cuando comenzó a trabajar bajo tierra cuando tenía apenas 18 años.


En el Minero se sirve también el vino La Jatera (la mina donde trabajó el abuelo de su marido) y cerveza 1270; cerveza originaria de Castilla y Leôn que "representa a todos los hombres que perdieron la vida en la mina", detalla Yasmina.


Cachopo de jamón ibérico, croca a la plancha, secreto ibérico, solomillo de bacalao a la plancha con salteado de pimientos, arroz caldoso de mejillones y zamburiñas, pulpo con cachelos, mejillones al vapor, o ensalada templada de pulpo y chipirón, son algunas de las opciones presentes en la carta.

En cuanto a vinos, la oferta irá cambiando, para acompañar la comida se puede optar entre Mencías gallegos, Albariño, Ribeiro, Godellos, Riojas, o Ribera del Duero. La calidad-precio es equitativa, ya que en el Minero sostienen que dos personas comen bien con dos raciones y un comensal con una y los precios son, por ejemplo, 17 euros por un solomillo, arroces a 15 o chipirones a 12.


De cara al futuro, desde el restaurante se plantean la opción de tener el servicio de comida para recoger y no enviar los platos a domicilio, ya que consideran esta manera de trabajar "muy impersonal" y prefieren que la gente tenga que ir a local y así aproveche para verlo y conocerles. Asimismo, quienes se animen a hacer encargos podrán deleitarse con dos pinchos diferentes con cada consumición y así hacer la espera más amena.



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