Se celebra cada 13 de Julio en el Pirineo navarro sobre la piedra fronteriza número 262, “Piedra de San Martín”, allí es donde confluyen los reinos de Navarros, Aragoneses y Franceses.
Está considerado el tratado en vigor más antiguo de Europa. Aunque tradicionalmente se denomina tributo, no es tal por no existir vasallaje, sino que se trata de un acuerdo entre iguales, un contrato sinalagmático. El 24 de enero de 2011 el Gobierno de Navarra lo declaró Bien de Interés Cultural Inmaterial.
Erróneamente se ha extendido el dato de que este Tributo viene celebrándose desde el año 1375, momento en que una sentencia arbitraria dictada por la villa de Ansó establece que las localidades del valle de Baretous (Alto Bearn, Reino de Francia) deben seguir pagando a sus vecinos fronterizos de las villas de Isaba, Garde, Urzainqui y Uztárroz (Valle de Roncal, Reino de Navarra), un tributo de tres vacas anuales en la fecha del 13 de Julio. Vacas que han de ser “sine mácula” (sin mancha) y del mismo astaje, pelaje y dentaje. Bastaría con leer aquella sentencia y otros documentos de aquel siglo XIV para darse cuenta de que todos ellos coinciden en que, ya entonces, se sabía que este tributo venía pagándose desde tiempo inmemorial.
De hecho, algunos testimonios de aquella época, coinciden también en situar el origen de todo esto en la invasión címbrica, allá por los siglos I y II. Invasión que en el valle de Roncal habría contado con el respaldo a la acción de los germanos por parte de los bearneses, quienes tras la retirada de los cimbrios, se enfrentaron a un ajuste de cuentas de los navarros, que derivaron en el establecimiento del pago anual de un tributo de guerra, con carácter perpetuo.
Esta condición de perpetuidad y de tributo de guerra, es la que le ha permitido a la ceremonia sobrevivir a todos los acuerdos de facería internacionales y también a la derogación que la ley de fronteras de 1846 marcó para todos los tributos fronterizos que se venían pagando en el Pirineo a consecuencia del uso de pastos y de fuentes.
Por estos acontecimientos, cada 13 de Julio, hombres y mujeres del Pirineo, vecinos de ambas vertientes, acuden, como lo vienen haciendo desde tiempo inmemorial, hasta ese enclave paradisiaco que es la Piedra de San Martín, no sólo para asistir al pago de un tributo milenario y único, sino para comprometerse con la paz.
El
alcalde de Isaba, presidente de la ceremonia, pregunta por tres veces a
los Baretoneses si están dispuestos a pagar
el tributo de las tres vacas "del mismo dentaje, pelaje y cornaje"; los
alcaldes galos contestan afirmativamente. Acto seguido, uno de los
alcaldes Baretoneses coloca su mano derecha sobre el mojón (punto de
reunión). Sucesivamente, superponen sus manos los roncalés y
los galos. El alcalde de Isaba coloca la suya encima de todas las demás y
pronuncia las palabras rituales pax avant pax avant pax avant repetidas
por los franceses.
Después, el veterinario de Isaba reconoce las vacas entre las que elige tres con
las condiciones previstas (dos años sin defectos y sanas). Tras entregar recibo de las vacas a los bearneses, se procede
al nombramiento de cuatro guardas para la custodia de los puertos
faceros de Erlanz y Leja.
El presidente les toma juramento y concluye con "si así lo hacéis Dios os lo premie y si no, os lo demande". El complemento feliz de este tradicional acto es un banquete.
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