La Ceremonia de Las Cabezadas siempre se celebra el domingo más próximo a la festividad de San Isidoro, que se celebra el día 26 de abril. Es una fiesta tradicional considerada de interés turístico regional.
Cuenta la leyenda, que en el año 1.158 la ciudad de León sufría grandes sequías nada favorecedoras para las cosechas, los agricultores y para toda la población en general. Se llevaron a cabo numerosas plegarias para que lloviese, pero ninguna alcanzaba éxito. Entonces, los vecinos de la ciudad, decidieron sacar las reliquias de San Isidoro en procesión hasta el Monte de San Isidro en modo de ofrenda y petición.
Las súplicas y los rezos fueron escuchados, sucedió el milagro, llovió. Aunque, hubo otro hecho importante, las reliquias no podían ser movidas del monte por los hombres, solo las manos inocentes de los niños podían moverlas y transladarlas a la Basílica de San Isidoro, y así se hizo.
Por este motivo, cada año se realiza una ofrenda que se conoce con el nombre de Las Cabezadas. Esta ceremonia consiste en ofrecer a la
Basílica de San Isidoro un cirio de una arroba y dos hachas
de cera, el Cabildo del claustro acepta el presente, pero deja
patente su carácter obligatorio o de foro.
A consecuencia de ello, se empiezan a producir discrepancias sobre
el carácter de la ofrenda entre los dos bandos institucionales, pero siempre de carácter jocoso y cordial. Es una auténtica y original batalla dialéctica donde hacen alarde público de sus cualidades
oratorias. Al final, hay empate, y la discusión queda aplazada para el
año siguiente.
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