Por vez primera desde la Guerra Civil, el popular barrio segoviano de Zamarramala no podrá festejar como se merece la Fiesta de las Águedas, en la que las mujeres toman el mando. La pandemia del coronavirus lo está trastocando todo y esta tradicional fiesta no iba a ser menos dadas las circunstancias y la complicada situación epidemiológica por la que está atravesando España. Según informa la presidenta del Concejo, María José Pascual, en declaraciones recogidas por Efe.
Aunque se había sopesado alguna alternativa para que este 2021 no faltara el homenaje a esta tradición, que se celebra el primer domingo después del 5 de febrero, día de Santa Águeda, finalmente se ha descartado por la delicada situación. Además Pascual asegura, que la suspensión “es la mejor opción porque creemos que no hay nada que celebrar y, además, Zamarramala ha sido una zona muy afectada por el virus”.
Si bien, ya se está trabajando de cara al próximo año en su lista de propuestas para los nombramientos más importantes de la fiesta. “Seguramente estos irán dirigidos a mujeres que hayan sido relevantes en la investigación de la vacuna, o en la asistencia sanitaria en el Hospital General de Segovia, uno de los que con más virulencia ha sufrido la pandemia”, apunta la futura Alcaldesa.
El cuento popular, que hace referencia a una leyenda del año 1227, atribuye el éxito de la reconquista del Alcázar de Segovia a las zamarriegas, quienes según el relato se vistieron con sus mejores galas y penetraron en la fortaleza para entretener a los guardias con sus bailes para que los tercios segovianos pudieran tomar la fortaleza.
La tradición incluye el nombramiento cada año de dos Alcaldesas, que toman el poder de forma simbólica de mano de la regidora de Segovia y diversos rituales, como la procesión con la imagen de Santa Águeda, el juego de banderas, la escolta de las alabardas, y el baile de las Alcaldesas. Otro de los pilares fundamentales de la cita, es la entrega de algunos títulos emblemáticos, como el de “Matahombres de Oro”, que el año pasado fue concedido a la periodista Nieves Herrero y “Ome bueno e Leal”, que recayó en el especialista en obstetricia y ginecología Ignacio Bermejo.
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