7.5.21

La morcilla de Guadalupe, de la provincia de Cáceres, lucha por alcanzar su sello de calidad.


La receta tradicional de morcilla, como bien dice el dicho popular, debe llevar sangre y manteca de cerdo, aunque también puede ser de vacuno u ovino. A partir de ahí, deja libertad para acompañarla de otros ingredientes, como verduras (puerro o cebolla, normalmente), arroz, miga de pan, pasas, pimientos o piñones, entre otros muchos. La masa se condimenta al gusto o según marque la tradición de la comarca (ajo, pimentón, sal, orégano, comino…), se prensa y se embute en una tripa natural o artificial.


En su origen, era una manera de no desperdiciar nada de la matanza. Hoy ya no es necesario, aunque sigue siendo un embutido muy apreciado y demandado dentro de la gastronomía extremeña.


En especial, la morcilla de Guadalupe, elaborada con sangre, la grasa de cerdo, el repollo de berza y varios ingredientes secretos que solo conocen sus productores.


Un rico manjar, «un producto que en la actualidad se sigue realizando de manera tradicional. Es un alimento genuino, original, y gusta bastante a todo el mundo que lo prueba. También ocupa un lugar privilegiado en las cartas de los bares y restaurantes del pueblo. Por ello, queremos protegerla contra posibles imitaciones», indica el alcalde de la Puebla, Felipe Sánchez Barba.


Por ello, se ha iniciado un estudio en el que se detallan las características, sus orígenes, e intentar valorar qué fórmula es la más adecuada para obtener la Denominación de Origen Protegida (DOP) o la Indicación Geográfica Protegida (IGP). En definitiva, un sello de calidad.


«Hay un interés tanto por parte de la Junta de Extremadura como del Grupo de Acción Local Aprodervi y del Ayuntamiento de Guadalupe, en proteger y poner en valor la Morcilla de la Puebla», cuenta su regidor y presidente de Aprodervi.


El consistorio está trabajando codo con codo junto a dos productores del municipio. Marcelino Plaza es el dueño de la Carnicería La casa de las morcillas, situada a dos pasos del monasterio. «El sello de calidad es una idea que ha salido por parte de la alcaldía debido a la gran demanda que se produce de este alimento, y se están intentando vender otros productos diferentes a la morcilla de Guadalupe con nuestro nombre», relata el carnicero Marcelino Plaza.


El también productor Manuel Montero, de la Carnicería Manuel Montero, señala: «Queremos darle un poquito de garantía al cliente a la hora de comprarla. Este en concreto, solo se vende en la población cacereña; se hace aquí y no se exporta a ningún otro sitio».


La producción anual de este negocio ronda entre los 25.000 y los 35.000 kilos. La intención que tienen es proteger la identidad de este sabroso manjar. «Se venden estos alimentos con el nombre de morcilla de Guadalupe, cuando no se elaboran en esta localidad. Se trata de una competencia desleal, la gente intenta imitarla o decir que es morcilla de la Puebla y no lo es», apunta Montero.


Hablamos de una receta muy antigua que solo fabrican ambos carniceros. Todos reman a una para lograr su propósito: que la calidad y el trabajo se les sea debidamente reconocido.





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